escopofobia

El ejercicio parte de una referencia que gira en mi cabeza desde hace unos años, es la mirada de Diane Arbus. Ella retrata personas idénticas posando simétricamente. Lejos de convertirse estas similitudes en el foco de la conversación, nosotros solo podemos ver aquellos rasgos que los diferencian. Empezamos a pensar que una de las gemelas tiene los ojos más separados, o que quizá tenga una actitud es más desafiante… las imágenes nos acercan a algo más íntimo, nos proponen una reflexión sobre la identidad.

El video, busca entonces, jugar con la repetición performática, como elemento técnico, que abre un diálogo similar al de Diane Arbus con sus imágenes. Las imágenes se suceden a destiempo reproduciéndose en la misma pantalla, en acontecimientos rítmicos en los que no se observa simetría posible; la repetición da lugar a la diferencia y la alteridad. Este recurso nos recuerda tanto a Pina Bauch como la silla del principio.

Se propone reflexionar sobre la mirada, y caminar de la mano de la concepción de John Berger sobre esta: los hombres actúan y las mujeres aparecen. Las mujeres se contemplan a sí mismas mientras son miradas. Esto determina no sólo la mayoría de las relaciones entre hombre y mujeres sino también la relación de las mujeres consigo mismas. El supervisor que lleva la mujer dentro de sí es masculino: la supervisada es femenina. De este modo se convierte a sí misma en un objeto, y particularmente en un objeto visual, en una visión

Habla de la mirada femenina en específico. Quiere dialogar con la supervisora masculina de nuestra propia mirada, y con la supervisada. Las chicas de las imágenes son plenamente conscientes de que están siendo grabadas incluso juegan con ello. Quizá tampoco actuarían muy distinto si no estuviera la cámara, ya que la mirilla que juzga está más cerca, en su estricta percepción de sí mismas.

Una mujer debe contemplarse continuamente. Ha de ir acompañada casi constantemente por la imagen que tiene de sí misma. Cuando cruza una habitación o llora por la muerte de su padre, a duras penas evita imaginarse a sí misma caminando o llorando. Desde su más temprana infancia se le ha enseñado a examinarse continuamente

Pretende en el final cambiar el discurso, reinterpretar las imágenes recientemente vistas. Las dos chicas que vimos quizá fueran una sola ¿y si una de las dos fuera solo el reflejo de su propia imagen? Es entonces cuando flota en el agua y ni ella misma se observa cuando realmente consigue estar existir sin receptor, se revela a sí misma cerrando los ojos a su mirada supervisora.

  en colaboración con Clara Lafranque Prado_el colgado productions