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Intención proyectual

El proyecto surge como una respuesta a la necesidad de albergar las ocultas pero existentes actividades clandestinas que se dan en frontera entre Francia y España.

Línea de investigación

El proyecto comienza con un viaje, un viaje a un intersticio, a una línea divisoria, a una pequeña lengua de tierra que sobresale en las aguas del Bidasoa, entre Francia y España, en tierra de nadie. Es ahí, entre las voces de la gente donde nos hacemos conscientes de la trampa que implica la frontera, de los trucos y mañas en los intercambios de cualquier índole que se desarrollan alrededor de esta pequeña isla.


Comenzamos a analizar las trazas de la actividad clandestina fronteriza, sus patrones y temporalidad a lo largo de la historia. ¿Qué lugares han protegido esta humana condición de esconderse? Qué perfiles han patrocinado estas actividades clandestinas? En definitiva la proximidad física, pero distancia cultural y legal regala a estas actividades una tregua perfecta


Buscamos encontrar en rasgos generales un patrón común a estas arquitecturas situacionales, concluimos en rasgos como la temporalidad, la condición de movimiento, el ocultismo, o el camuflaje, así como la falsa apariencia o accesibilidad y nos proponemos ser capaces de aplicar estos perfiles a nuestro proyecto.
Se propone un mercado flotante alrededor de la isla, un mercado clandestino
Se elige el río por su enclave libre, sin ataduras a las reglas de tierra y conectado mediante el agua al puerto de mercancía.


Se propone una ampliación de la isla, un engrosamiento perimetral a modo de corteza que la prolonga, pero no actúa sobre ella, una especie de arrecife generado entorno a la isla con unos núcleos propuestos para el mercado de intercambio. La accesibilidad se limita a la circulación en barco. Se crea una estructura de curvas catenarias que reducen la lectura del espacio, entendiéndose como confuso a primera vista, no se sabe por dónde empezar o a donde te llevará, además la permeabilidad visual de esta ligera estructura dificulta la vista desde las orillas,


Se crea la figura del dealer, una pequeña estructura submarina que realizará el contrabando de mercancía, camuflado bajo el agua.
Este se conectará con la parte inferior mediante una cámara subacuática de descarga, dotada con una morfología inspirada en las propias embarcaciones para dotar a la plataforma flotante de movilidad si fuera necesario.


El quiosco de mercadeo se producirá en el núcleo de la estructura, en la parte superior formando formado por una estructura autoportante regulable, que se cierra en si misma y se oculta a sus adentros si fuera necesario


Por último, En cuanto a la vegetación se propone una extension de la misma, para otorgar una continuidad a la isla, y para esconder en cierto modo, camuflar el mercado que se da en su interior, se conseguirá con el cultivo hidropónico en las aguas del río mediante redes y textiles de contención.

De la misma forma se crearán espacios previstos para los barcos, para varar y descansar o consumir los productos del mercado intencionadamente fuera de él.